Los cambios dinámicos asociados a una coyuntura de protesta consolidaron en Santiago un nuevo paisaje urbano, que refleja de forma sintomática el descontento de la población frente a una serie de injusticias sociales, en las que radica la inequidad económica.
Por Daniel Escobar Carrillo*
El pasado 18 de octubre del 2019, estalló en Chile el descontento ciudadano. Uno de los detonantes de la ola de protestas que ha continuado por más de cinco semanas fue el alza del pasaje de la red de metro, el que alcanzó un valor de $1,17 dólares, convirtiéndolo en el pasaje más caro de Latinoamérica (The Guardian, 2019).
Actualmente, en concordancia con el “desenfreno” de las movilizaciones sociales, una gran cantidad de las sucursales bancarias, tiendas comerciales, entre otros, han sufrido daños materiales, tanto estéticos como funcionales, sobre todo en lo que respecta a las fachadas de las edificaciones. Es así como algunos de estos síntomas del movimiento social se ven materializados en grafitis o afiches, mientras que los más brutales en la destrucción de vidrios, ruptura de cortinas metálicas y hasta fuego en la totalidad de los locales, despojándolos de su funcionamiento cotidiano.
Fotografía 1: Farmacia ahumada saqueada. Fotografía: autor
Una de las medidas de mitigación que han tomado una serie de propietarios e instituciones es la protección de las fachadas del inmueble ante eventuales saqueos, mediante la fabricación de una “fachada parche” o “blindaje temporal”. Estas fachadas están construidas -en su gran mayoría- a partir de cuatro tipos de materiales: planchas galvanizadas lisas, OSB, planchas de zinc y planchas de acero carbonizado.
Tipos de blindajes temporales
El tratamiento más común y económico consiste en el cerramiento de vitrinas y ventanas mediante la instalación de una serie de planchas galvanizadas lisas, las que poseen un valor de mercado de $5.000 (6,38 USD). Otro de los blindajes más comunes es la colocación ordenada de una serie de paneles estructurales de OSB (oriented strand board, o tablero de filamentos orientados), que tienen una dimensión de 2,44 x 1,22 metros y un valor aproximado en el mercado de $7.000 a $9.000 (8,9 a 11,5 USD), dependiendo del ancho del panel. La tercera alternativa para la constitución de este tipo de cerramientos es la utilización de chapas metálicas, conocidas comúnmente en Chile por la canción de Víctor Heredia “Bailando con tu sombra”, la cual narra una relación social y material en la estrofa: “sobre los techos de zinc”, aludiendo a una estética del paisaje latinoamericano. Las planchas de zinc en este caso se utilizan como fachadas, y sus dimensiones van desde 0,8 hasta 1 metro de ancho y de 3 a 12 metros de largo. Su valor en el mercado va de los $7.000 a los $12.000 (8,9 a 15,3 USD). Además, las planchas poseen nervaduras que proveen al panel de resistencia y rigidez.
Fotografía 2: Fachada cubierta de OSB. Fotografía: autor
El cuarto tipo de cerramiento más usado está constituido por paneles o planchas de acero carbonizado, las cuales poseen una dimensión promedio de 1 x 3 metros y un espesor que va de 2 a 5 milímetros. Estos paneles tienen un valor en el mercado que fluctúa entre los $20.000 y los $90.000 (25,5 a 114,9 USD), en relación con espesor de la placa.
Fotografía 3: Fachada mall Estación Central revestida de planchas de zinc. Fotografía: autor
Sistemas mixtos de blindajes temporales
Otros sistemas están constituidos por la complementación de más de un material, como la utilización de paneles de OSB y planchas de zinc, o la articulación de planchas de acero con perfiles tubulares cuadrados de acero, a modo de una estructura exterior que brinde mayor soporte al blindaje. Este tipo de sistemas se observan principalmente en recintos cercanos a Plaza Baquedano, o colindantes a la calle Alameda.
Fotografía 5: Mecanismo en fachada supermercado Santa Isabel, Estación Central. Fotografía: autor
Mecanismos ordinarios
Otra de las singularidades en este tipo de intervenciones corresponde a la implementación de “nuevas funciones”, originadas desde la necesidad de añadir nuevas características al funcionamiento del blindaje. Como la instalación de un dispositivo que permite instalar y retirar los paneles de OSB sin dañarlos, o la perforación de planchas de acero galvanizadas para obtener vanos para puertas y orificios para la instalación de cadenas y candados.
Fotografía 4: Blindaje mixto, planchas de acero al carbón y perfiles de acero exteriores soldados. Fotografía: autor
Este tipo de intervenciones dan cuenta de un conocimiento técnico arraigado en el oficio, el que, desde un enfoque arquitectónico o academicista, plantea un nuevo paisaje urbano que fecunda desde lo “ordinario” (E. Walker, 2010), desde la cotidianidad, a una acción tecnificada en respuesta al estallido social en Chile. Es así como, frente a este accionar técnico, la disciplina arquitectónica pasa de ser un ente activo a un mero observador de estas nuevas dinámicas sociales.
Tipos de blindaje para tipos de empresas
Todas estas configuraciones, a pesar de consolidar un mismo propósito (el salvaguardar el contenido y el patrimonio material de los locales comerciales), presentan una denotada relación entre ubicación, ingresos económicos y tipo de comercio, lo que se vincula a la elección del tipo de material para el blindaje. Es así como los locales comerciales de menores ingresos, como pequeñas y medianas empresas (PYMES), consultan la utilización generalizada de planchas de acero galvanizado y OSB, los cuales constituyen el cerramiento más económico en el mercado. Mientras que grandes instituciones bancarias y edificios institucionales optan por la utilización de planchas de acero de altos espesores y unidas mediante soldadura al arco, operación que evidencia de forma clara las brechas económicas asociadas al ingreso de las diferentes empresas que se articulan en el contexto santiaguino.
Fotografía 6: Farmacia Ahumada destruida. Fotografía: autor
Consolidación de una nueva estética del paisaje urbano
Finalmente, estos cambios dinámicos asociados a una coyuntura de protesta, consolidaron en Santiago un nuevo paisaje urbano, que refleja de forma sintomática el descontento de la población frente a una serie de injusticias sociales, en las que radica la inequidad económica. Asimismo, estos tipos de blindaje también establecen una perspectiva enmarcada en el grado de descontento con las instituciones. Por esto, bancos, supermercados y otros tipos de infraestructuras, como el Metro de Santiago, constituyen hasta hoy los focos con mayor destrucción material, por lo que es lógico pensar que deben invertir un mayor capital en el tipo de blindaje para su protección.
Esta nueva construcción del paisaje también presenta otra lectura, que yace en las “repercusiones de un urbanismo funcionalista” arraigado en Chile, y que potenció la fragmentación de la ciudad debido a la incursión del sistema neoliberal, instalado en Chile en la dictadura militar entre los años 1973 y 1990 (Memoria Chilena, 2018). Así, estas acciones tienden a desproveer a la edificación de su función original, consolidando un sistema de apropiación del movimiento social, que trasforma a las edificaciones existentes en «hitos” o “esfinges” de la protesta, símbolos de una lucha por la equidad territorial.
Fotografía 7: Acceso banco Estado, centro de Santiago. Fotografía: autor
REFERENCIAS
The Guardian, (2019), Chile students’ mass fare-dodging expands into city-wide protest. Link
https://www.theguardian.com/world/2019/oct/18/chile-students-mass-fare-dodging-expands-into-city-wide-protest?fbclid=IwAR0tEDRsYrHvK014hUY40YVlIqGY6IQ92ojegfCY7d0WzDyLwWWwETPaCgE
Walker,E. (2010), Lo ordinario. GG
memoria chilena, (2018). CONFORMACIÓN DE LA IDEOLOGÍA NEOLIBERAL EN CHILE (1955-1978), Link: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-31415.html
*Daniel Escobar Carrillo, Arquitecto, Magister en diseño arquitectónico.