En una sociedad cada vez más racionalizada, tecnologizada e individualizada, la idea del juego se ha ido poco a poco transformando, perdiendo su carácter espontáneo, ocioso o colectivo, para dar paso a formas nuevas y más complejas. Hoy en día encontramos en el juego altos grados de competencia, como en el caso de los juegos deportivos, los cuales transitan entre el ámbito de la simple diversión, pero a la vez se ubican en una imbricada red de elementos como reglamentaciones, tablas de posición y dinámicas económicas. Por otra parte, los avances en el campo de la tecnología han permitido crear juegos que requieren de mayor estrategia, pero a la vez relegan al sujeto a la esfera privada, con el uso de computadores, consolas y celulares, donde no existe ocupación del espacio público para desarrollarlos y la oportunidad de compartir con otros es olvidada.
Este diagnóstico se muestra como preocupante si entendemos al individuo como un Homo Ludens, siguiendo los planteamientos del historiador Johan Huizinga, el cual posiciona el juego como esencial en el desarrollo del ser humano y la vida social. Huizinga contrapone a la figura del Homo Sapiens (hombre que sabe) o del Homo Faber (hombre que fabrica), la del Homo Ludens (hombre que juega), al ver la actividad del juego como anterior a la cultura, dado que entre animales ya es posible de observar esta acción, presentándose así como un elemento intrínseco al ser humano y ser esencial en el proceso de aprendizaje. Por otra parte, en el estudio de las distintas sociedades, el juego siempre ha estado presente, ya sea en ceremonias religiosas o como un medio en donde se desarrollan capacidades físicas y se comparten conocimientos. De esta manera Huizinga intenta demostrar que toda la cultura humana se desarrolla y manifiesta a través de formas lúdicas, de ahí radica su importancia.
En relación a lo anteriormente expuesto y tomando en consideración el escenario social actual, en donde la participación ciudadana cada vez se ve más debilitada, es que el dispositivo del juego surge como uno de los caminos a considerar para dar respuesta a esta problemática. El dispositivo, entendido como un conjunto de elementos que reúnen discursos y modos que acontecen en un momento histórico determinado, introduciendo una lógica de racionalidad, como explica Foucault, puede ser desarrollado en barrios y comunidades con el fin de detonar distintos procesos de aprendizaje y reflexión en torno a variados temas de interés. El juego, al entenderse como inherente al ser humano, como explicaría Huizinga, y apelar a una lógica universal, al poseer un lenguaje compartido por todos, permite que hombres y mujeres de todas las edades puedan ser partícipes en su ejercicio, igualando condiciones y cumpliendo objetivos de justicia social.
Ejemplos en que podemos ver esta idea representada son las dos experiencias en que Observatorio CITé ha tenido la oportunidad de desarrollar, trabajando el tema del patrimonio a través del dispositivo del juego en distintos contextos urbanos.
La primera experiencia tuvo escenario el pasado sábado 17 de diciembre del 2016 en la Villa Olímpica, tradicional barrio ñuñoino de la ciudad de Santiago, en el cual se realizó el Primer Encuentro Ciudadano sobre Vivienda, Territorio y Hábitat, organizado por el Instituto de la Vivienda de la Universidad de Chile y la dirigencia vecinal del barrio. En el marco de esta actividad, se desarrolló el juego Villapolis, el cual nace producto de la colaboración entre CITé, INVI y los habitantes, en el cual se desarrolla un juego de tablero donde personas de todas las edades se reunieron a reflexionar, compartir y enseñar el patrimonio de su barrio, el cual en el mes de septiembre recién pasado fue declarado como Zona Típica por el Consejo de Monumentos Nacionales.
Por otra parte, otra de las experiencias de juego y participación ciudadana que podemos mencionar, es la desarrollada el pasado viernes 6 de enero del 2017 en el cité El Palto, ubicado en la comuna de Santiago Centro, donde se realizó un Taller Patrimonial para niños. Esta actividad, enmarcada dentro del Proyecto Fondart “Patrimonio Oculto en los cités de la comuna de Santiago” a cargo de nuestra ONG, pretendió generar un espacio de entretención aprendiendo conceptos básicos del patrimonio urbano tales como ciudad, casa, barrio o historias, contextualizados en el cité donde los niños habitan. Por medio de juegos creados por los integrantes de nuestro grupo, tales como un twister y luche patrimonial, niños de distintas edades y nacionalidades compartieron anécdotas personales y conocimientos respecto a la historia de su cité.
A partir de ambas experiencias las lecciones recogidas respecto a su invención, organización y ejecución son variadas, pero dentro de las principales podemos mencionar la necesidad de trabajar siempre conjunto a la comunidad, en una lógica de co-creación, en donde se rescate el saber popular de los propios habitantes en los territorios a intervenir. Esta perspectiva permite crear dispositivos acordes y coherentes a los contextos atendidos, además de incentivar la apropiación de los propios sujetos que habitan el territorio hacia nuevas formas de participación generadas por ellos. De esta manera, al generar juegos para la participación ciudadana de manera colaborativa, se vislumbra otra de las potencialidades de este método, el cual es moldeable a distintos escenarios, comunidades y temáticas, razón por la cual mayor valor adquiere a la hora de conquistar nuevos espacios, sumar más actores y explorar nuevos temas para su futuro desarrollo.